En 1924, dos primos del Medio Oeste de los Estados Unidos fundaron una cooperativa agrícola consultora para gestionar y compartir riesgos agrícolas entre los productores locales. Se llamaba Seippel & Seippel. Nicholas y Henry Seippel vieron florecer su negocio en el campo agrícola americano durante más de una década, hasta que, a finales de los años 30, con la entrada de las grandes corporaciones en el sector agrícola, la empresa cesó su actividad.
Casi un siglo después y al otro lado del océano atlántico, en las oficinas del recién creado Boulevard de Santa Ponsa, el centro de negocios de servicios más importante de Mallorca, Phillip Seippel, convirtió su pasión como Agente especializado en el mercado náutico en una correduría de seguros completamente acreditada y, junto a un nuevo gerente David Wickins, y más recientemente junto a su hija Jasmine Seippel, se recuperó nombre del negocio familiar dando lugar a SEIPPEL&SEIPPEL.
Y de pasar a proteger el campo del Medio Oeste americano en sus orígenes, nos encontramos, en la actualidad, ante un sin fin de nuevos riesgos a consecuencia de la revolución tecnológica, climática, social o medioambiental. La digitalización y el avance tecnológico hacen que nuestra sociedad evolucione a velocidades de vértigo, como nunca antes se había visto, y a los productos tradicionales como el seguro de hogar o de auto, hay que añadir ahora los “ciberriesgos” o los “riesgos medioambientales”, que hacen más necesaria que nunca la presencia de la figura del corredor, con un asesoramiento técnico mucho más especializado.
En SEIPPEL&SEIPPEL han sabido entender esta revolución y profundizan en el papel del mediador para completar esta ecuación y plantear nuevas fórmulas ante los nuevos imprevistos surgidos de la propia evolución del consumo, del mercado y de las nuevas realidades sociales. Palabras como “Smishing”, “Phishing, “Ransomware” … son solo algunas de las áreas que aborda el Cyber Insurance y con las que cada vez están más familiarizados en SEIPPEL&SEIPPEL, así como, con el cambio climático que, además de poner en riesgo la sostenibilidad del sistema, conlleva una serie de novedades para las empresas como cambios regulatorios, cumplimiento normativo o riesgo reputacional.
La mejor fórmula: la adaptación y oferta especializada
Cuando un futuro asegurado entra en una correduría de seguros, viene cargado de una historia, personal o profesional. De ahí que, en primer lugar, es necesario escuchar cada una de las circunstancias individuales, para identificar los principales riesgos a los que se puede enfrentar esa persona o empresa y poder tomar las decisiones adecuadas. Ese conocimiento es algo que difícilmente podrá saber el cliente por su cuenta.
El papeleo nunca fue fácil, cada gestión tiene una serie de trámites que suponen tiempo y obstáculos para los asegurados. Cuando llega la situación en la que es necesario que el seguro responda al servicio por el que se contrató, el corredor hace de intermediario para explicar y exponer lo sucedido a la compañía con un único objetivo: que el asegurado vea como se hace efectiva la protección del seguro. Ese es el momento en el que corredor ejerce su papel de garante de protección, poniéndose siempre del lado del asegurado en caso de que sea necesario ante cualquier entidad aseguradora.
Muchas personas contratan seguros sin contar con la figura del corredor y pueden acudir directamente a las compañías y tratar con sus agentes que también son profesionales especializados. Pero existe una diferencia esencial, el corredor conoce el sector y ofrece entre una variedad de productos la más conveniente para el cliente, ya que no trabaja para una compañía en concreto. La visión de un corredor nunca es vender un producto específico, sino escuchar y estudiar los casos con una visión independiente a las aseguradoras.
Pensar que la contratación de un seguro a través de una correduría lleva siempre un sobrecoste para el cliente, es un error muy común que deriva del mito de que los corredores trabajan para las aseguradoras. Las corredurías de seguros y sus corredores son figuras independientes que apuestan por los mejores productos. Su labor no supone un incremento del coste de la póliza. El asesoramiento personalizado puede hacer que el cliente ahorre mucho tiempo y dinero en cualquiera de los casos y ese es, sin duda, el valor añadido.
Un valor añadido que en SEIPPEL&SEIPPEL tienen muy arraigado desde hace más de 30 años, ya que, representan a todas las grandes compañías aseguradoras internacionales y tienen contratos mercantiles con las mayores corredurías internacionales, lo que les convierte en líderes en su sector.
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